Quien Odia Los Domingos

Bueno, todo el mundo tiene su blog y yo sigo con el papel y la birome (que después de la devaluación ya ni es Bic)así que he decidido no quedarme atrás y dejar de arrugar las hojas

jueves, 30 de abril de 2009

La mala palabra (para la señorita)

"Agüelo", escuchó. La palabra le dibujó una sonrisita maliciosa y le vino a la cabeza el tercer grado. ¡Qué bruja la señorita Estela!, daba miedo a veces. Y pensar que si ahora escuchase un “¡agüelo!” quizás se acordaría de ella. Porque, para que sepan, la palabra sí existe, o existía hace tiempo.
El asunto es que sí es o era una palabra, porque figuraba en el diccionario que es algo así como la constitución del idioma.
En el tercer grado de ese colegio de monjas, una de las tareas para la casa consistía en la búsqueda de palabras con sonidos difíciles (con “br”, “gr”, “gue”, “gui” y, obvio, con “güe”). Un día le pidieron cinco palabras con “güe.”. Justo cuando la alumna comenzaba a desesperarse, la tía María Luisa le sopló por lo bajo: “agüelo”. La nena puso cara de “la señorita me va a mandar al carajo”. La tía entendió y, antes de un pío, le alcanzó un mataburros encanecido y le señaló la palabra.
Sí, agüelo existía con todas las formalidades. Felicidad. La tía era una ídola. Ya estaba concluida la fuckin' tarea para la casa.
Al día siguiente, cuando la señorita pidió los cuadernos, la chiquita se acercó con su guardapolvo celeste, almidonado y descompuesto y dejó, orgullosa, el Rivadavia de tapas duras y azules.
Por fin le devolvieron la tarea, pero cuando lo abrió se encontró con un miserable “MB”. La palabra “agüelo” estaba tachada y arriba decía “ABUELO” (la lapicera frenó antes de que escribiera “¡bestia!”). Qué desilusión. Si no estaba mal lo de agüelo. Esa era una cruz roja sobre su orgullo.
Durante esa tarde, la señorita Estela (gran confiscadora de juguitos Cootam y de chicles) pidió a sus alumnos que por segunda vez hicieran la tarea de buscar palabras con “güe”.
La enana llegó a la casa de su papá con las cejas hundidas hacia abajo por la bronca. Su padre le preguntó qué le había pasado y ella estiró el cuaderno. “¡Cómo serás de burra!”, dijo el progenitor, “es abuelo, no agüelo”.
Ahí fue cuando, en plena batalla, la criatura desafió: “a ver, veamos en el diccionario”; mientras, rogaba que la palabra también estuviera en el diccionario de su viejo.
Por suerte la palabra de la discordia sí estaba, así que, por segunda vez, la puso en su tarea y además le contó a su maestra que la palabra figuraba en dos diccionarios, mas ésta no le creyó. Otra cruz sobre el orgullo.
La jornada escolar que siguió le trajo una sorpresa a la mocosa (término despectivo que los adultos usan para nombrar a las criaturitas insoportables). La silueta de un hombre conocido se dibujó detrás del vidrio de la puerta. Era la de su viejo que, como un héroe, interrumpió la tortura y le mostró a la señorita el cuaderno de tareas con un recorte de fotocopia pegado, en la que figuraba la palabra agüelo con su definición; y para ahuyentar toda duda, llevó el diccionario también.
Claro que la estudiante no escuchaba la conversación, pero cuando terminó la clase la maestra la llamó a su escritorio y le pidió disculpas por no creerle.
Con las disculpas aceptadas, la alumnita se fue con su palabra de diccionario y de pequeño triunfo, aunque siempre prefirió decir “abuelo”. (Agüelito dime tú).


(*Nota: la palabra “agüelo” no figura en la edición online de la Rae, pero sí en algún diccionario de quién sabe dónde, lo juro).

martes, 5 de febrero de 2008

Aprovechemos el tiempo ¿libre?

Hace poco vi por quinta vez Alta Fidelidad y me puse a pensar en el soundtrack de cosas importantes en mi vida. Como 90 minutos para musicalizar 22 años es poco son dos, el primero in spanish y el segundo en inglés.
(Cualquiera creerìa que estoy al pedo, que me sobra el tiempo, que ya rendí lo que tenía que rendir…TONNNTA).


Dejame buscar felicidad, de Los Gatos (2.46). Sí, bueno, un bajón. No puedo decir que Los Gatos me gustan. Pero creo que debe ser lo primero que me gustó de Rock Argentino. Mi viejo es del folclore y gracias; los domingos se levanta con el Chaqueño Palavecino, pero en su casa, cuando yo era changuita había un CD con los grandes éxitos de Nebbia y cia. y yo me mataba escuchándolo. El tema que más me gustaba era ese, que decía algo así como: "Déjame decir que mañana iré, déjame decir que nunca te veré. Un momento de amor para probar, si era algo que podía perdurar"...bueno, un día Gabriel, el menor de mis hermanitos, le pasó un destornillador por encima y nunca más la canción.
Serú Girán con Viernes 3 am, (4.06). Puf, no sé, este tema me hace acordar a un fardo de cosas. Cuando estuve en la casa de Charly y la descoció. A mi secundario, con esos periodos de depresiones adolescentes inexplicables, que te agarran y no querés ni ir a la esquina, y te la pasás delirándote y dándote manija en Bigotes acerca de la porquería de vida que tenés -con sangría incluída.
El amor es más fuerte, de la banda de sonido de Tango Feroz (3.39). Por el simple motivo de que me comí una flor de puteada por cantar "cagarte a tiros en Morón" delante de una monjita (Sor Ete). También me hace acordar a las guitarreadas de los primeros años del secundario, posta que era infaltable.
Crímenes perfectos, de Calamaro(4.24). Este tema me mambeó, o acompañó mis mambos durante todo el secundario. Me hace acordar a muchas cosas. Al colegio y a esos bajones amorosos que te agarran y a la tristeza inexplicable, cuando el único motivo racional que encontrás es que estás en la edad del pavo.
Un ángel para tu soledad, de Los Redondos (3.52). Pufff, ese tema es un disparador de imágenes mías, de mis amigos y de mis diversas alteraciones anímicas. Me acuerdo un día con la Ire, que lo escuchamos a ese tema chotocientas veces e hicimos un profundo análisis de la letra, con fernecito incluído, y hamburguesas entre galletitas de salvado. ("¡No te como ninguna más hamburguesa!").
Nos veremos otra vez, otra vez Serú, pero del ´92 (3.58). Me hace acordar a la Flopy y a mi cumpleaños número 18. Ese día tomamos todo lo que encontramos en el camino. Y en algún momento escuchamos esa canción. Por borrachera sensible la loca se quebró y se largó a chorar con el temita, igual después se recuperó, tuvo la idea de que nos hiciéramos "hermanas de sangre" con las loquillas que estábamos ahí, pero cuando fue su turno de pincharse el dedo dijo "no no, era bromita". Y no sé, me hace acordar a eso. A mis 18, a mis amigos...
Un pacto para vivir (4.40). "Fui consumiendo infiernos, para salir de vos", ouch...no sé, esa canción está llena de frases que te hacen acordar a alguien. No es necesario decir a quién me hace acordar a mí esa canción ¿no?. Además me hace asociarla con las hijas de la vaca, a la época de Cosquín Rock (que por borrachina no vi a la Bersuit). Además, de la Bersuit creo que eligiría Negra murguera, Mi caramelo, Murguita del Sur…
Buenas suerte y hasta luego, de Los Rodríguez (2.59) . Me encanta el tema este, por nada en particular, pero estuvo mucho tiempo en mi lista de la computadora. Tiene palabras que me parecen joyitas, y resúmenes de momentos por los que todos pasamos, como eso de "dicen que todo se sabe pero tal vez no quiera saberlo", "yo creía que estaba todo bien, que sería sin problemas como un juego" (ahí es cuando los bonitos cuelgues se te van al reverendo carajo) y "ese manicomio estaba lleno de problemas de fronteras".
Bajan, de Pescado Rabioso (3.26). En primer lugar me parece un tema hermoso por donde se lo escuche. Y me hace acordar al recital de Spinetta en el Alberdi. Y a cuando se me acabó el contrato en el diario el año pasado. El último recital que cubrí fue el de Cerati. Y el tipo no es santo de mi devoción, pero hay que barcarse así un tema del Flaco; hizo una versión que me pareció alucinante, porque además me devolvió esa canción que tenía medio olvidada.
Vine hasta aquí, alto tema piojoso (4.40). Juaz, este tema, entre otras cosas, me hace acordar a la "etapa Andy", si no habré ido hasta ahí. "Fue lo mejor que me pudo pasar en el viaje, fue mirar el paisaje y seguir"... Y no sé por qué lo relaciono con Ando ganas también
Te para tres, de Soda, en la versión que tiene el sólo de Cementerio Club al final (4.27). Medio quebrador el tema, pero a quién no le pasó...quién no tuvo que convivir con los fantasmas de la persona con la que estaba. Un bajón, pero cierto. Y la música me parece perfecta, desde los violines hasta el riff del final.
Las Pelotas con Abejas (4.19). Bueno, Esperando el Milagro es una discazo en mi humilde opinión. Pero este tema siento que en parte me describe. "Que casi siempre armo líos de los que después lloraré", o "Sabés que siempre he sido amigo, de guardar lo del corazón"...bueno, menos mal que siempre hay algunos limados de fierro que la abrazan a una cuando hace frío, que son capaces de rallar un auto, de buscar a alguien para pegarle, de llevarte arrastrando al dulce hogar...en fin, que te hacen el aguante.
Caña seca y un membrillo, de los Redo (4.28). Este tema me encantaba en los últimos años del colegio. Me levantaba y antes de ir lo ponía porque me cargaba las pilas. Además me hace acordar a la Burra y al bar Barra Brava, porque lo pasaron justo cuando nos íbamos a robarle el auto a mi vieja, el día que lo choqué y me quedé sin verlo a Roger Waters (¿verano del 2002?)
El tuerto y los ciegos, de Sui (2.04). Debe ser de las pocas cosas que le gustan a mi vieja de Charly, bah, de la música que yo escucho, en realidad. Y hasta pide que se la pongan para su entierro. CHAN.
Eiti Leda, Serú (6.54) ...Me parece una canción que confirma lo hecho percha de la cabeza que estuvo Charly desde siempre. Y para aguantar todas esas cosas que le pasaban por la cabeza era lógico que se drogara y que terminara tan chapita como está ahora...además tiene una de las mejores frases de amor, bah, yo lo considero así, cuando dice: "y realmente quiero que te rías, nena". Parece tan poca cosa una risa, algo tan simple, secillo...pero desearle eso a una persona es como decirle "lo único que quiero es que estés bien, aunque la ciudad se nos mee de risa".
Sería una pena, Callejeros (5.23). El Negro no sé qué cosa tenía por tocar temas melanculiadores con la guitarra cuando salíamos de “joda”. Ya cuando salía este tema estábamos para atrás con la gente de la facultad, pero es acordarse de los cumpas de la facu, de los motines en los baños, de los pogos en la cama del Bosha…
Va a escampar, de la Vela (4.41). Este es más nuevo, pero me pasé medio año escuchando este tema mientras iba a la fuckin’ facultad…y bue, fue un año de mierda y algo de pilas te pone.
No tengo ganas, de Intoxicados. No coments (5,11).
Me estás atrapando otra vez, de los Rodríguez. Bueno, este tema me gustó desde la primera vez que lo escuché. Aunque creo que no cazaba muy bien la onda del tema al principio, muy paloma yo, creía que era de amor...a una mujer.
Seguir viviendo sin tu amor, de Spinetta (2.34). Porque cuando estaba en segundo año, más o menos, estaba enamoradísima de un chaboncito que estaba en quinto y tocaba la guitarra. Y bueno, sabía esa canción y yo me estupidizaba más todavía. Un día me dio la letra escrita en una hoja verde y ahí la tengo todavía. Qué cursi soy, Dios. Y Peluson of Milk también me hace acordar a Fernando, porque él lo tenía en casette, y yo me lo quedé después de que nos pelearamos, y me harté de llorar escuchándolo…otro tema que amaba de ese disco es Ganges…pero no entra.
El cieguito volador, de Sumo (3.21)… Yo estoy derecho, dado vuelta estás vos. Gran respuesta.
Tumbas de la gloria, de Fito (4.31). Sin justificación.
La rueda mágica de Fito (3.53). Primero porque tiene a los tres grossos –cuando todavía eran muy buenos- que más escuché en mi secundario. Y me hace acordar a Bolivia, cuando fue lo del Evo Morales. No sé qué se nos dio pero andábamos cantando eso por la Paz (y tomando mate, de más está).


Como que dejé muchas canciones mucho mejores que estas fuera de la lista, pero bueno, estas son las que me hacen acordar a algo ahora. Definitivamente el personaje de Cusack es muy salado...¡El tipo hasta las ponía en orden!

jueves, 3 de enero de 2008

Oh, y ahora...¿quién podrá defenderme?

Sinceramente, estos días -desde que terminaron las clases hasta hoy- estuvieron jodidamente duros. Me siento como estaba cuando terminé quinto año, pero peor. Antes me parecía que el secundario acababa de pasar y ahora resulta que la universidad también acaba de pasar ¿y qué, soy yo más madura? ¡No!Cuando salí del secundario pensaba que una con una carrera universitaria una orientaba su vida hacia algún lugar. Ahora me doy cuenta de que no. Está bien, sí aprendí cosas en estos cinco años: de entrada tuve desilusiones amorosas, probé trabajar, hice "vida universitaria" (leáse : salí de joda como nunca antes), etc. Pero de ahí a definir realmente algo en la vida, hay un trecho bien largo. El asunto es que ahora estoy esperando que la vida me pegue un par más de cachetazos para ver si reacciono, y más si veo el mundo al que supuestamente tenemos que salir a "vivir".Ahora menos que antes me hace gracia la idea, al menos, cuando salí del secundario no sabía algunas cosas a saber:
-Que es bien particular el modo de evaluar los conocimientos en mi provincia...algunas veces parace que pasa más por un árbol genealógico el asunto.
-Que el idealismo es más difícil de sostener que lo que pensaba.
-Que eso de "el amor todo lo puede" es una vil y cursi mentira de estilo nerudiano que odio con toda el alma.
-Que dudo que lo que dijo Bajtin o Voloshinov desde Siberia me sirvan de algo en tuculandia.
-Que ahora no estoy tan convencida de falsas cosas de las que estaba convencida, como eso de que hay que trabajar por vocación y demás estupideces.
-Que en la vida parece que es un gran "sálvese quien pueda", pero nada de mujeres y niños primero.
-un largo etcétera.
Bueno, el asunto es que ninguno de los datos que conseguí me resulta demasiado alentador. Por eso he decidido extender mi vida universitaria. En marzo me inscribiré en Letras o en Filosofìa, siguiendo el consejo de la Gran Periodista Edith. Claro que deberé buscar un trabajo a medio tiempo, porque mi santa madre cree que yo soy más grande de lo que soy y me va a cortar los víveres en los próximos meses(y muy probablemente, sin aviso previo). Sin embargo, no hay por qué preocuparse, ya que el trabajo en negro abunda en estas tierras y creo que no será problema para una lic. en Comunicación Social de la Unsta conseguir uno. Así que, como ven, está todo friamente calculado.

lunes, 31 de diciembre de 2007

¿O sea que ahora me voy a morir una hora antes? ¡Que la Kirchner me devuelva mi hora! No, en serio, es una burrada que en verano tengamos que ir a dormir a las 3 de la mañana. Más en tuculandia que a la única hora en la que es soportable andar por la calle es por la noche. Una crueldad esto. Ahora Josecito debe estar feliz porque los jóvenes vamos a tener menos tiempo todavía para alcoholizarnos y drogarnos. Ay esta juventud descarriada.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Un momento de lucidez y valentía etílica puede costar días y días de arrepentimiento. Pero no, yo le voy a poner el pecho a las balas, me voy a hacer cargo del mensaje que mandé, me voy a bancar las consecuencias y que se funda.

Aunque que celular de porquería. Los celulares deberían tener una opción para detener sobre la marcha el envio de mensajes. O qué, quién no se mandó un moco alguna vez y mandó un mensaje de texto bardero y cuando la fuckin pantallita decía "enviando mensaje" trató de detenerlo y nada. No queda más que esperar a que el aparatejo te diga "mensaje enviado". Un bajón que te puede costar pérdidas sentimentales jodidas.

Así que bueno, hace tres días que tengo celular de nuevo y ya me mandé chotocientas cagadas. Bah, en realidad sólo una, pero grossa. Ahora creo que voy a volver a estar incomunicada. Soy como un monito con gillete si tengo un celular a mano. ¿Por qué no pensé, por qué? Bueno, aunque en ese momento sí estaba segura de lo que escribía. Estaba muy segura de mi enojo y toda envalentonada y dispuesta a mandar a todo santo al diablo. Y juro que pedía que no se me pasara la bronca, que no se me fuera el enojo, que la furia me siguiera por la mañana. Pero no, mi petición no fue escuchada. Soy una blanda. Ya estoy resaquientamente arrepentida, por más que esa persona se haya moqueado antes, que sea mentirosa, que me trate tan bien, que me trate tan mal, aun a sabiendas de que no aprendí a vivir.
Y un tipito me mira bien
y ya busco que se ría
con sus anteojitos a lo Lennon
aunque él no sepa quién soy

Me olvidé el alma fisurada
en lo subterráneo de una canción
No le hice caso a Ernesto:
guardé la ternura en un cajón

No, no te confundas
aunque sea por inercia
aún escucho Bicicleta
todavía bailo rocanrol

Todavía visito el teatro mágico
que era el fondo de tu casa
donde con fogatas de pasto seco
encendíamos nuestra charla

Aspirabas líneas finas
de lisérgica melodía
las de cielos con diamantes
u hombres de ninguna parte

Con el fuego decía lo lindo que sería
estar confortablemente adormecida
Si antes todo dolía era porque creía
ahora las mentiras ya no me hacen sufrir

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Virulana Stone (la que NUNCA iba a usar flequillo)




Pensar que en junio escribí : "Que así como la Ire jamás podrá usar el pelo corto, yo no podré usar flequillo porque me quedaría como una virulana pegada en la frente. Y eso es un verdadero problema, porque además de tener las orejas como fitito con las puertas abiertas, tengo unos 6 dedos de frente (y no digo que adentro haya relleno). Para completarla, tengo frizzzzzzzz".

Increíble como un mal día puede tirar al carajo las convicciones de una (Bue...convicciones por decir algo).

Lagrimas, fernet, "¿che Botones, tenés una tijera?" y plum. De rompe y raje un tijeretazo mal dado, un "Kissi te estás cortando mucho", tarde... y listo, tengo flequillo.

Por suerte, contrariamente a lo que yo pensaba, los rulos no quedaron tan como virulana en mi frente e incluso sirven para que no se note mi poca experiencia como peluquera.

Y bueno, con el frizz...Sedal, qué le voy a hacer. Encima ahora sí me tengo que peinar todos los putos días.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Mi vieja nunca los escuchó...y no me puse a llorar (mami vs. Porco Rex)


Un CD con la cara del Indio en la tapa, con su envoltorio de plástico y toda la gilada podría haber alegrado mi domingo, definitivamente. Por la mañana llegué con "Porco Rex" (¿qué se traerá entre manos?) enguillado en la bolsita del Ateneo, desesperada por abrir el compact que me regalaron, alto valor sentimental -debe ser una de las mejores cosas esas de abrir un disco nuevo, ver las letras, abrir la compactera y darle play.
Iba yo contenta, por el segundo café con leche de la mañana, letras en mano, con el Indio cantando el quinto tema del disco, cuando mi santa madre vino a instalarse en donde estaba yo. Al principio me dije: "bueno, mantengamos la calma, mientras no hable mucho no es tan grave". Pero no, además de no quedarse callada se levantó y le bajó el volumen a dos-Shit!-.
Yo por esas alturas ya no sabía ni qué tema estaba girando.
Antipática como buen domingo, me quedé muda hasta que mi vieja -ya sonaba "Y mientras tanto el sol se muere", o sea que la venía aguantando cuatro temas- dijo: "y quiénes son estos". Ay Dio, si en ese momento me debería haber retirado, resignada a escuchar después el disco.
Cuando yo, emocionada, me quebraba con "Flight 956", la vieja hizo el intento: "ésa no está tan mal", largó. Pero el Indio la secó con " perdona mis actos de hampón", ¿cómo va a decir así?, que feo. Para qué hablar de cuando dice "siempre hay quilombito en un cielo de dos" -al margen, qué frase: ¡un nuevo tag para mi vida!
En fin, me arruinó el disco. Bueno, no lo arruinó, aunque ganas de pasarle un clavo por encima no le faltan. Pero arruinó la sensación...es como si te tiraran fernet en una remera blanca recién comprada que ni siquiera te pusiste.
Así que al final agarré al Porco y me fui a la casa de "la Flopy", ahí lo escuchamos como se debe, todos los rituales de por medio, comentamos cada tema: "sí, este es medio ricotero –para qué negar el pasado-, este no y qué buena frase, cómo lo explica de simple al asunto". Así que al final terminé el domingo con el álbum medianamente masticado.
En estos días la martiricé entre ramas desnudas y sopa de lágrimas; y la bruja de mi pobre y santa madre ya se resignó, aunque lo odia con ganas al librito rojo así que por las dudas no se lo dejo muy a mano...y por cansancio hasta lo escucha, aunque para la próxima una buena sería pasarle unos martinis y tafiroles...¿o alplaxes?

Todo bien con el Indio, pero OUCH OUCH OUCH

"Suele Pasarme...

olvido lo que importa más

y dados redondos tuercen mi chance"

"¿No ves que la eternidad mañana acaba?

¡y te vas!"

"Estoy tan cansado

que no tengo fuerzas para discturie

Es tan triste esta vez...que no puedo hablar"

"¿Amarte?¿es posible?

¿A quién tanto me lastima así?

Temor y dolor nos unen

no puedo pensar en algo peor"

"Yo no sé si pueda volver a encontrarte, amor

si Dios no me quiere en tu eternidad...

Mientras te quiero el sol se apaga

y si dios queda en nada o no existe

te amaré mucho más".

"vos siempre estás enamorada

de lo que intentas destruir

dejás la luz prendida para dormir..."

" a mi alrededor todos piensan que bromeo

y es encantador que pueda sentirme así".

"un ángel inútil flecó y nos erró!...

fue tan feliz y tan sombrío nuestro amor"

OUCH

viernes, 14 de septiembre de 2007

Abuelito dime tú

"Agüelo", escuchó. La palabra le dibujó una sonrisita maliciosa y le vino a la cabeza el tercer grado. ¡Qué bruja la señorita Estela!, daba miedo a veces. Y pensar que si ahora escuchase un “¡agüelo!” quizás se acordaría de ella. Porque, para que sepan, la palabra sí existe, o existía hace tiempo.
El asunto es que sí es o era una palabra, porque figuraba en el diccionario que es algo así como la Constitución del idioma.
En el tercer grado de ese colegio de monjas, una de las tareas para que casa consistía en búsqueda de palabras con sonidos difíciles (con “br”, “gr”, “gue”, “gui” y, obvio, con “güe”). Un día le pidieron cinco palabras con “güe.”. Justo cuando la alumna comenzaba a desesperarse, la tía María Luisa le sopló por lo bajo: “agüelo”. La nena puso cara de “la señorita me va a mandar al carajo”. La tía entendió y, antes de un pío, le alcanzó un mataburros encanecido y le señaló la palabra.
Sí, agüelo existía con todas las formalidades. Felicidad. La tía era una ídola. Ya estaba concluida la fuckin' tarea para la casa.
Al día siguiente, cuando la señorita pidió los cuadernos, la chiquita se acercó con su guardapolvo celeste, almidonado y descompuesto y dejó, orgullosa, el Rivadavia de tapas duras y azules.
Por fin le devolvieron la tarea, pero cuando lo abrió se encontró con un miserable “MB”. La palabra “agüelo” estaba tachada y arriba decía “ABUELO” (la lapicera frenó antes de que escribiera “¡bestia!”). Qué desilusión. Si no estaba mal lo de agüelo. Esa era una cruz roja sobre su orgullo.
Durante esa tarde, la señorita Estela (gran confiscadora de juguitos Cootam y de chicles) pidió a sus alumnos que por segunda vez hicieran la tarea de buscar palabras con “güe”.
La enana llegó a la casa de su papá con las cejas hundidas hacia abajo por la bronca. Su padre le preguntó qué le había pasado y ella estiró el cuaderno. “¡Cómo serás de burra!”, dijo el progenitor, “es abuelo, no agüelo”.
Ahí fue cuando, en plena batalla, la criatura desafió: “a ver, veamos en el diccionario”; mientras, rogaba que la palabra también estuviera en el diccionario de su viejo.
Por suerte la palabra de la discordia sí estaba, así que, por segunda vez, la puso en su tarea y además le contó a su maestra que la palabra figuraba en dos diccionarios, mas ésta no le creyó. Otra cruz sobre el orgullo.
La jornada escolar que siguió le trajo una sorpresa a la mocosa (término despectivo que los adultos usan para nombrar a las criaturitas insoportables). La silueta de un hombre conocido se dibujó detrás del vidrio de la puerta. Era la de su viejo que, como un héroe, interrumpió la tortura y le mostró a la señorita el cuaderno de tareas con un recorte de fotocopia pegado, en la que figuraba la palabra agüelo con su definición; y para ahuyentar toda duda, llevó el diccionario también.
Claro que la estudiante no escuchaba la conversación, pero cuando terminó la clase la maestra la llamó a su escritorio y le pidió disculpas por no creerle.
Con las disculpas aceptadas, la alumnita se fue con su palabra de diccionario y de pequeño triunfo, aunque siempre prefirió decir “abuelo”. (Agüelito dime tú).


(*Nota: la palabra “agüelo” no figura en la edición online de la Rae, pero sí en algún diccionario de quién sabe dónde).

lunes, 13 de agosto de 2007

Un bonito cuelgue

Qué loco que es cuando uno está hecho una piltrafa humana después de una ruptura sentimental y aparece alguien justo cuando uno estaba a punto de irse al mismísimo carajo. Es un golpe de suerte también, eso seguro.
Y si no es amor te conformás igual, puede ser, pero ¿por qué uno debería dejar de estar con una persona a la que no se ama locamente? (¿me estaré poniendo tecno?).
Sí, eso me puse a pensar justo cuando estaba a punto de caer y apareció ese tipo con el que una se puede quedar horas de horas hablando de música, tomando una birra y delirando de la vida, de películas, de música y demás frivolidades -o no tanto- de las que siempre se habla cuando hay una tregua con una misma.
Por ahí son como un milagro y resurrección esas personas. Y no, no es amor. Pero está bien igual. Qué hay más bonito que poder estar colgado con alguien mientras se sabe que nunca se lo va a perder porque no se lo tiene, porque no es novio, ni es el amor el amor de nuestra vida ni se proyecta la-casa el-perro el-árbol y los-hijos.
Es raro, porque en ese terreno de los cuelgues nunca sabe bien dónde se está parado; aunque pensando un poco más, por ahí eso es lo que está bueno. Que cuando uno se cuelga con otra persona no se espera; uno está precisamente colgado, sin ningún tipo de estabilidad porque la estabilidad, en estos casos, no importa. Y ahí, que te regalen un chocolate, que te manden un mensaje histeriqueando, que te llamen y todos esos gestos de cariño o de tener en cuenta al otro se vuelven un vuelto mal dado (cuando te dan de más, claro).
Ojo, todo lo anterior no implica que no haya afecto. Es sólo que uno tiene la lucidez de saber que no es más ni menos que eso: “un bonito cuelgue”.
Y no importa que no sea amor: a mí un vuelto mal dado me alegra el día.

(Me perdone Charly pero prefiero conformarme igual a estar a punto de caer).