Bueno, todo el mundo tiene su blog y yo sigo con el papel y la birome (que después de la devaluación ya ni es Bic)así que he decidido no quedarme atrás y dejar de arrugar las hojas

viernes, 22 de junio de 2007

Despecho amoroso = a oposición política

Es increíble lo que una mente perezosa puede pensar cuando no quiere estudiar. Claro que el desvelo, cuatro cafiaspirinas plus –que tienen un 60% más de cafeína-y que sean las cuatro de la mañana, ayudan.
El asunto es que ayer le tocaba a quien escribe esto, estudiar acerca del marketing político y la campaña permanente que implica comunicación hasta cuando un partido pierde las elecciones (sí, ¡divertidísimo!). Lo curioso es que hay muchas similitudes entre el que pierde una votación y una mina despechada que fue abandonada por el novio .
Este tal Noguera (el autor del texto que me tuvo en vela toda una noche) explica las fases por las que pasa un perdedor (onda Bussi, Jerez, etc.); si se las aplica a situaciones amorosas, encajan como piezas de rompecabezas.
La primera fase que propone el soco este es la de la negación. Onda: “No, nos peleamos nada más, pero todavía me ama. El tipo no me puede dejar a mí después de tanto tiempo. Es re fuerte lo que tenemos, ya va a volver de rodillas”.
La fase número dos es la de la cólera –y ahí no hay tiempo ni amor-. Durante esta etapa una estalla, manda improperios para el fulano, para su madre y para sus futuros hijos, nietos, órganos sexuales, etc. Igual es una fase en la que uno se pone creativo y los insultos fluyen como agua (no cristalina, claro). Una está vital, con ganas de descargar energías a los gritos o con palos…en fin. De todas formas generalmente una no se descarga. Mantiene el orgullo y la sarta de barbaridades creativas queda entre los amigos de una, que además de consolarnos contribuyen a ponerle más adjetivos al mengano que nos dejó.
Después viene la depresión y el aislamiento. Cuando uno entra en esta fase ya se plantea un “por algo habrá sido. Algo debo haber hecho yo para que me deje”, y ahí la autoestima de una queda peor que la del Gremio ahora que perdió con Boca. Una no quiere salir, no quiere conocer a nadie, piensa que nadie se va a fijar en una y se agrega la sensación de que la persona que nos dejó era el amor de nuestra vida, que era lo mejor, lo más divertido, tierno, dulce y blabla. Y encima lo perdimos POR NUESTRA CULPA.
Finalmente está la negociación con la realidad. En esta última fase una ya está lista para salir al mundo, para conquistar nuevos amores, para que nos abandonen de nuevo o para…perder las elecciones (era sobre política la cosa).
“Este proceso de etapas sucesivas lleva un tiempo, y es muy poco aconsejable tratar de reprimirlo o de saltear etapas”, dicen mis apuntes.
Como verán, la política es bastante parecida al amor. El que miente bien gana; el que se queda callado, miente menos o es más honesto, pierde.
De todas formas creo que hay algunas fases que se pueden agregar, como la fase de la vergüenza en la que uno dice: “ay no, yo no puedo haber estado enamorada de ESO”. O la fase “seamos amigos que por ahí si nos pasamos de copas pasa algo”. Y años después creo que llegamos a estar preparados para decir: “vamos, tomemos un café, hacé un reconto de tu vida, que fuiste importante y te aprecio”, y todo con total honestidad.

Pd: si me clavan ya saben por qué es.

martes, 12 de junio de 2007

Me pasaron la bola (con lo que tengo que estudiar)

Bueno, esto es un juego. La invitación me la hizo la Ire, una de mis amigotas de las Hijas de la Vaca (una secta diablólica que planeaba hacer una banda de rock sin pisar pollitos pero que nunca concretó nada porque ninguna toca ni el triangulito y la única guitarra eléctrica que había fue vendida para ir a baires a buscar una pua de Charly García, aunque "hubiese sido mejor un cd", dijo Voldemort -chan-). El asunto es que el juego no podría haber llegado en mejor momento, porque yo también tengo que rendir, estoy hasta las bolas con todas las materias, acabo de tener el parcial de Religión IV y no sé cómo me habrá ido, pero me encomendé al Espiritu Santo. Ah, y me quedan por rendir otros 9 parciales.
En fin, acá van las reglas, yo igual no se las puedo mandar a 8 personas porque no tengo 8 amigos que tengan blog - mi generación no se puso tecno del todo, o quizás sean mis amigos-.

Las reglas:
1) Cada jugador cuenta 8 cosas sobre sí mismo.
2) Tiene que escribir en su blog las reglas.
3) Debe seleccionar 8 personas y escribir sus nombres o blog; sin olvidar de dejar un comentario en dicho blog para que tome conocimiento de que ha sido invitado a participar del juego.


Las ocho cosas de mí

1) Me di cuenta de que cuando estoy enojada mi capacidad para decir malas palabras e inventar insultos varios nace de la nada, pero cuando estoy tranquila no soy grosera. También me di cuenta de que soy muy hiriente cuando me enojo y después me arrepiento así que ya aprendí a contar hasta diez...aunque no siempre alcanza y termino por largar alguna barrabasada. En fin, una bardera soy.

2) Que me siento vieja con 22 años. Bueno, no vieja de la tercera edad, pero oigan : el domingo a la mañana llegué a la casa de la Botones con el diario bajo el brazo- y lo leí-. Si ese no es un signo de que estoy creciendo ¿qué es?. Además puedo agregar que por primera vez en años, para mi último cumpleaños terminé completamente sobria. ¡Ah! y que ya no me jode quedarme un sábado a la noche en la casita. Ouch...

3) Que así como la Ire jamás podrá usar el pelo corto, yo no podré usar flequillo porque me quedaría como una virulana pegada en la frente. Y eso es un verdadero problema, porque además de tener las orejas como fitito con las puertas abiertas, tengo unos 6 dedos de frente (y no digo que adentro haya relleno). Para completarla, tengo frizzzzzzzz.

4) Que soy una fucking adicta a la Coca Cola y es el único producto yanqui -bueno, los Simpsons también- sin el que no podría vivir. El mundo perfecto tendría ríos de cocucha y de fernet ( y andá a saber qué vegetación).

5) Que estoy embolada porque la carrera que estoy estudiando es una vergonhia. En realidad no es la carrera, sino el cuarto año. El asunto es que los primeros tres años te meten periodismo hasta por los agujeritos de la nariz y en cuarto año, de rompe y raje caés en la cuenta de que lo que estás estudiando no es periodismo, sino que es comunicación social, y eso implica tener que estudiar marketing, estrategias y cosas que ni se nombran durante los años anteriores. Ah, y si me preguntan, hasta ahora no sé muy bien qué carajo es la Comunicación Social. Además, eso de que los años de universidad son los mejores años en la vida de uno es una vil mentira inventada por no se qué nerd. Aunque ¿la Unsta es universidad? ah, sí.

6) Que soy una de las personas más paranoicas que conozco. Me persigo por cualquier cosa y hay días en los que creo que es el mundo contra mí. Ni hablar de cuando salgo de noche o de cuando tengo que cruzar la peatonal y los canas me miran de reojo. Pienso que me van a detener por portación de cara o algo así; igual ahora la piloteo un poco mejor que hace un tiempo. Además también soy una persona muy colgada y me agarran periodos de mutismo; sí, de golpe me quedo callada y no hablo más. Cuando estoy así probablemente estoy pensando en alguna cancioncita de Charly, de Pink Floyd, de Sumo; o me estoy dando manija con algo que dijo o hizo alguien( o en lo que alguien no dijo o hizo) , pero que a mí no me quedó muy claro y me martiriza porque podría ser algo grave; también puedo estar simplemente colgada, distraída y sin ganas de hablar. Igual eso me pasa desde chiquita, porque todavía me acuerdo de que a mi vieja le molestaba que me quedara muda y siempre me decía: " ¿en qué pensás? Una moneda por lo que estás pensando". Podría haber aprovechado para hacer negocio...

7)Extraño eso de sentarme en las escaleras de Correo a delirarme con la Ire, cuando hacíamos mucha filosofía barata con zapatillas de lona. También extraño todo por dos pesos con una pizza rock y una cocucha efervescente. Y el Juan B. Terán, y el 1 a 1. El secundario no lo extraño, pero extraño la joda de esa época.

8) Que por primera vez en... directamente por primera vez en mi vida, considero que tengo una relación medianamente saludable con una persona medianamente normal ¡y me gusta! Al final no era necesario meterse con un loco psicótico ezquizofrénico tailandés para pasarla bien. Nada de eso. Lo único que espero es que esta normalidad dure. (Ah, y me volví un poco cursi, otro ouch).