Bueno, todo el mundo tiene su blog y yo sigo con el papel y la birome (que después de la devaluación ya ni es Bic)así que he decidido no quedarme atrás y dejar de arrugar las hojas

lunes, 13 de agosto de 2007

Un bonito cuelgue

Qué loco que es cuando uno está hecho una piltrafa humana después de una ruptura sentimental y aparece alguien justo cuando uno estaba a punto de irse al mismísimo carajo. Es un golpe de suerte también, eso seguro.
Y si no es amor te conformás igual, puede ser, pero ¿por qué uno debería dejar de estar con una persona a la que no se ama locamente? (¿me estaré poniendo tecno?).
Sí, eso me puse a pensar justo cuando estaba a punto de caer y apareció ese tipo con el que una se puede quedar horas de horas hablando de música, tomando una birra y delirando de la vida, de películas, de música y demás frivolidades -o no tanto- de las que siempre se habla cuando hay una tregua con una misma.
Por ahí son como un milagro y resurrección esas personas. Y no, no es amor. Pero está bien igual. Qué hay más bonito que poder estar colgado con alguien mientras se sabe que nunca se lo va a perder porque no se lo tiene, porque no es novio, ni es el amor el amor de nuestra vida ni se proyecta la-casa el-perro el-árbol y los-hijos.
Es raro, porque en ese terreno de los cuelgues nunca sabe bien dónde se está parado; aunque pensando un poco más, por ahí eso es lo que está bueno. Que cuando uno se cuelga con otra persona no se espera; uno está precisamente colgado, sin ningún tipo de estabilidad porque la estabilidad, en estos casos, no importa. Y ahí, que te regalen un chocolate, que te manden un mensaje histeriqueando, que te llamen y todos esos gestos de cariño o de tener en cuenta al otro se vuelven un vuelto mal dado (cuando te dan de más, claro).
Ojo, todo lo anterior no implica que no haya afecto. Es sólo que uno tiene la lucidez de saber que no es más ni menos que eso: “un bonito cuelgue”.
Y no importa que no sea amor: a mí un vuelto mal dado me alegra el día.

(Me perdone Charly pero prefiero conformarme igual a estar a punto de caer).